La prevalencia de obesidad y otras enfermedades no transmisibles está aumentando a un ritmo alarmante alrededor del mundo. Este hecho, unido a un descenso de los niveles de actividad física en la población joven, hace que se precisen medidas urgentes que reviertan esta peligrosa situación, conociendo además que los comportamientos integrados en la infancia o la adolescencia perduran en etapas posteriores como la adultez.
Tradicionalmente e infundado mayoritariamente por mitos del pasado, el entrenamiento en niños y adolescentes ha sido desaconsejado en la última década, ya que se pensaba que este tipo de población todavía se encontraba en un estado esqueléticamente inmaduro. Sin embargo, en la actualidad existe gran abundancia de literatura científica contrastada que demuestra que el entrenamiento en estas edades no solo es seguro para los jóvenes, sino que también se asocia a mejoras muy significativas a todos los niveles de la salud (física, mental, social, etc.), desempeñando por ejemplo un papel muy importante en la prevención de lesiones. Hasta la fecha, el tipo de entrenamiento utilizado se basaba en programas de entrenamiento de adultos, sin tener en cuenta las características específicas de los jóvenes (estado madurativo, características físicas, años de experiencia y/o práctica, etc.). Este hecho, hacía que tanto en centros educativos, como en clubes deportivos y de fitness se utilizaran aún programas de entrenamiento ya en desuso para esta población, incluso existiendo ejercicios contraindicados o poco aconsejables que llevaban al abandono masivo y desmotivación por parte de los jóvenes. Sin embargo, este colectivo precisa de metodologías específicas de enseñanza, que incluyan propuestas innovadoras y motivantes que generen una adecuada adherencia al ejercicio físico.
En este sentido, ahora es casi universalmente aceptado el entrenamiento en niños y adolescentes, siempre y cuando se realice bajo la estrecha supervisión de un instructor cualificado profesional del ejercicio físico, utilizando un equipo de entrenamiento apropiado, y una progresión gradual de las cargas y las habilidades que hacen que dicho entrenamiento sea seguro y efectivo para los jóvenes. Por ello, desde FIRSTGYM® recomendamos que el entrenamiento en la etapa infanto-juvenil, no sea una opción, sino una “obligada asignatura” que esté presente en el día a día de los más jóvenes.
Sobre el autor:
Dr. Emilio Villa González
Universidad de Granada

Fuentes bibliográficas consultadas:
- Faigenbaum AD, Kraemer WJ, Blimkie CJR, Jeffreys I, Micheli LJ, Nitka M, et al. Youth resistance training: updated position statement paper from the national strength and conditioning association. Journal of Strength and Conditioning Research. 2009;23:S60-S79.
- Current comment from the American College of Sports Medicine. August 1993–«The prevention of sport injuries of children and adolescents». Med Sci Sport Exer. 1993;25.
- Stratton G, Jones M, Fox KR, Tolfrey K, Harris J, Maffulli N, et al. BASES position statement on guidelines for resistance exercise in young people. J Sport Sci. 2004;22:383-90.
- OMS. Recomendaciones mundiales sobre actividad física para la salud. In: Salud OMdl, editor. Suiza 2010.
- Zaricznyj B, Shattuck LJM, Mast TA, Robertson RV, D’Elia G. Sports related injuries in school aged children. Orthopaedic Transactions. 1981;5:143-4.
- Faigenbaum AD, Milliken L, Moulton L, Westcott WL. Early muscular fitness adaptations in children in response to two different resistance training regimens. Pediatr Exerc Sci. 2005;17:237-48.
- Faigenbaum AD, McFarland JE, Johnson L, Kang J, Bloom J, Ratamess NA, et al. Preliminary evaluation of an after-school resistance training program for improving physical fitness in middle school-age boys. Perceptual and Motor Skills. 2007;104:407-15.
- Ruiz JR, Huybrechts I, Cuenca-Garcia M, Artero EG, Labayen I, Meirhaeghe A, et al. Cardiorespiratory fitness and ideal cardiovascular health in European adolescents. Heart. 2015;101:766-73.
Deja una respuesta